Demás de adorar al Sol por Dios visible, a quien ofrecieron sacrificios y hicieron fiestas, los Reyes Incas y sus amautas, que eran los filósofos, rastrearon con lumbre natural al verdadero sumo Dios y Señor Majestad, al cual llamaron Pachacamac. Tuvieron al Pachacamac en mayor veneración interior que al Sol, como he dicho, no osaban tomar su nombre en la boca y al Sol le nombran a cada paso. Preguntando quien era Pachacamac, decían que era el que daba vida al universo y la sustentaba, pero que no lo conocían porque no lo habían visto.